Los organismos internacionales, esos a los que uno tantas veces tan poca confianza les tiene por toda la historia que tienen detrás, en este caso adoptaron una postura razonable al no reconocerle validez ni legitimidad al referendo autonómico que plantea Santa Cruz.. No solo no se lo reconoce el propio gobierno boliviano sino que tampoco la tiene en el plano internacional.
Ya es inocultable que la clara intención de las autoridades cruceñas, tanto como las de Pando, Beni o Tarija, es la de crear un nuevo estado para así desvincularse definitivamente del poder central de Bolivia. Hasta no hace muchos meses disfrazaban este planteo, aunque esto era fácil de advertir, con un pedido de autonomía que no significaba una separación absoluta del estado. Hoy ya se han quitado claramente las caretas y van por más, ya que el propio prefecto (gobernador) de Santa Cruz ha dicho que el 5 de mayo nacerá una nueva república, un nuevo país. Advierten sin medias tintas que este referendo autonómico busca convertir al Oriente boliviano, empezando por Santa Cruz de la Sierra, en un país absolutamente independiente de Bolivia.
Lo que llama la atención es el grado de pasividad que se observa en el resto de los países latinoamericanos, porque no han adoptado una postura a mucho más sólida en defensa de la integridad del estado boliviano. Con el argumento muchas veces sólido y comprensible de no interferir en los asuntos internos de una nación , algo que, por otra parte,es un principio rector en las relaciones entre los países en el plano internacional, se ha evitado adoptar alguna medida conjunta que le haga sentir a las autoridades de Santa Cruz de la Sierra que si toman esa decisión unilateral y carente de legalidad, no habrá plafond para que sea aceptado como legítimo y valedero.
Frente a esto, imagino como algo importante, como método de presión, la presencia en La Paz el próximo domingo de representantes de los países del MERCOSUR, por ejemplo, en un acto de respaldo político e institucional para el gobierno de Evo Morales, más allá de las diferencias que algunos puedan tener con las características y el rumbo de su gobierno. Creo que no se trata aquí de la defensa de un proyecto político sino de evitar el desmembramiento absolutamente injusto de un país que compone una región particularmente estratégica para quienes están agazapados y alimentando su voracidad para tirarse luego encima de nuestros recursos naturales como el agua, el petróleo, el gas, las minas, etcétera. No se advierte ninguna medida o actitud de esta naturaleza. Así como, por ejemplo, en las elecciones de Paraguay por tomar el ejemplo más reciente hubo importantes personalidad es con cuya presencia se buscaba garantizar la transparencia del proceso electoral paraguayo, habida cuenta de la larga historia de fraudes promovida por el Partido Colorado, esta situación particular por la que atraviesa Bolivia amerita una actitud similar. Creo que de no hacerlo se estaría dejando librado a su suerte al gobierno de Evo Morales, no por Evo en si mismo, sino por la importancia estratégica de Bolivia en tanto integrante de una porción del planeta codiciada por los saqueadores de recursos.
No merece Bolivia, ni ningún otro país de la región, quedar sola y aislada en esta hora crucial tras la cual puede sobrevenir un durísimo enfrentamiento . Los que verdaderamente apuestan a la integridad regional, quienes defienden la institucionalidad y el buen funcionamiento de los países que componen el MERCOSUR en particular y América del Sur en general, si tienen un real convencimiento en ese sentido, debieran adoptar una medida de fuerte contención política para con un gobierno que está afrontando una situación extrema. Porque ojo: lo que ocurra en Bolivia trasciende sus propias fronteras. Lo que ocurra tras el referendo autonómico del domingo no será un episodio que afecte únicamente a la institucionalidad boliviana. Ese pretendido desmembramiento, que ojalá pueda ser evitado a tiempo, repercutirá grave, seriamente en el resto de los países que mantiene estrechos vínculos con Bolivia, con la excepción de Colombia que más parece un estado asociado a Estados Unidos que parte integrante del continente que habitamos. Pero enhorabuena si decidiese sumarse a una iniciativa de respaldo integral a la solidez y permanencia del estado boliviano.
Este bien puede ser el momento en el que todo lo que se ha declamado permanentemente respecto de la unidad latinoamericana, se ponga en práctica de manera evidente. La Paz tendría que ser el próximo fin de semana el punto de encuentro de representantes de primera línea de los gobiernos del continente para decir con fuerza “estamos para respaldar la integridad del territorio boliviano, no vamos a permitir que a Bolivia se la desintegre simplemente por una cuestión de rentabilidad o de propiedad y manejo de recursos”. Sería además una inmejorable ocasión para poner en la práctica los discursos sobre unidad latinoamericana que uno viene escuchando desde hace tanto tiempo. No hacerlo, para luego lamentarse sobre los hechos consumados, equivale a llorar sobre la leche derramada. El continente se ha quemado muchísimo, ha llorado demasiado, como para que esta vez el lamento y la pasividad vuelvan a tener supremacía como en épocas no tan lejanas en el tiempo.
Ya es inocultable que la clara intención de las autoridades cruceñas, tanto como las de Pando, Beni o Tarija, es la de crear un nuevo estado para así desvincularse definitivamente del poder central de Bolivia. Hasta no hace muchos meses disfrazaban este planteo, aunque esto era fácil de advertir, con un pedido de autonomía que no significaba una separación absoluta del estado. Hoy ya se han quitado claramente las caretas y van por más, ya que el propio prefecto (gobernador) de Santa Cruz ha dicho que el 5 de mayo nacerá una nueva república, un nuevo país. Advierten sin medias tintas que este referendo autonómico busca convertir al Oriente boliviano, empezando por Santa Cruz de la Sierra, en un país absolutamente independiente de Bolivia.
Lo que llama la atención es el grado de pasividad que se observa en el resto de los países latinoamericanos, porque no han adoptado una postura a mucho más sólida en defensa de la integridad del estado boliviano. Con el argumento muchas veces sólido y comprensible de no interferir en los asuntos internos de una nación , algo que, por otra parte,es un principio rector en las relaciones entre los países en el plano internacional, se ha evitado adoptar alguna medida conjunta que le haga sentir a las autoridades de Santa Cruz de la Sierra que si toman esa decisión unilateral y carente de legalidad, no habrá plafond para que sea aceptado como legítimo y valedero.
Frente a esto, imagino como algo importante, como método de presión, la presencia en La Paz el próximo domingo de representantes de los países del MERCOSUR, por ejemplo, en un acto de respaldo político e institucional para el gobierno de Evo Morales, más allá de las diferencias que algunos puedan tener con las características y el rumbo de su gobierno. Creo que no se trata aquí de la defensa de un proyecto político sino de evitar el desmembramiento absolutamente injusto de un país que compone una región particularmente estratégica para quienes están agazapados y alimentando su voracidad para tirarse luego encima de nuestros recursos naturales como el agua, el petróleo, el gas, las minas, etcétera. No se advierte ninguna medida o actitud de esta naturaleza. Así como, por ejemplo, en las elecciones de Paraguay por tomar el ejemplo más reciente hubo importantes personalidad es con cuya presencia se buscaba garantizar la transparencia del proceso electoral paraguayo, habida cuenta de la larga historia de fraudes promovida por el Partido Colorado, esta situación particular por la que atraviesa Bolivia amerita una actitud similar. Creo que de no hacerlo se estaría dejando librado a su suerte al gobierno de Evo Morales, no por Evo en si mismo, sino por la importancia estratégica de Bolivia en tanto integrante de una porción del planeta codiciada por los saqueadores de recursos.
No merece Bolivia, ni ningún otro país de la región, quedar sola y aislada en esta hora crucial tras la cual puede sobrevenir un durísimo enfrentamiento . Los que verdaderamente apuestan a la integridad regional, quienes defienden la institucionalidad y el buen funcionamiento de los países que componen el MERCOSUR en particular y América del Sur en general, si tienen un real convencimiento en ese sentido, debieran adoptar una medida de fuerte contención política para con un gobierno que está afrontando una situación extrema. Porque ojo: lo que ocurra en Bolivia trasciende sus propias fronteras. Lo que ocurra tras el referendo autonómico del domingo no será un episodio que afecte únicamente a la institucionalidad boliviana. Ese pretendido desmembramiento, que ojalá pueda ser evitado a tiempo, repercutirá grave, seriamente en el resto de los países que mantiene estrechos vínculos con Bolivia, con la excepción de Colombia que más parece un estado asociado a Estados Unidos que parte integrante del continente que habitamos. Pero enhorabuena si decidiese sumarse a una iniciativa de respaldo integral a la solidez y permanencia del estado boliviano.
Este bien puede ser el momento en el que todo lo que se ha declamado permanentemente respecto de la unidad latinoamericana, se ponga en práctica de manera evidente. La Paz tendría que ser el próximo fin de semana el punto de encuentro de representantes de primera línea de los gobiernos del continente para decir con fuerza “estamos para respaldar la integridad del territorio boliviano, no vamos a permitir que a Bolivia se la desintegre simplemente por una cuestión de rentabilidad o de propiedad y manejo de recursos”. Sería además una inmejorable ocasión para poner en la práctica los discursos sobre unidad latinoamericana que uno viene escuchando desde hace tanto tiempo. No hacerlo, para luego lamentarse sobre los hechos consumados, equivale a llorar sobre la leche derramada. El continente se ha quemado muchísimo, ha llorado demasiado, como para que esta vez el lamento y la pasividad vuelvan a tener supremacía como en épocas no tan lejanas en el tiempo.
Editorial emitido el 29 de abril en el programa "Otra Mañana" que conduce Marcelo Bartolomé por AM 530-La Voz de las Madres
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