lunes, 8 de marzo de 2010

LA DUREZA DEL ARCHIVO

Cuando en junio de 2001, el por entonces ministro de economía de la Alianza, Domingo Cavallo, anunció oficialmente desde Nueva York la concreción del megacanje, la Argentina quedaba entrampada en un laberinto infernal que tuvo como salida explosiva la debacle económica y financiera de diciembre de ese mismo año.

A casi 9 años de aquella situación, y para comprender las sinrazones de los medios concentrados y sus voceros de la oposición que los lleva a rechazar de manera cerrada y obcecada las iniciativas del actual gobierno para pagar los vencimientos de la deuda con reservas del Banco Central, es imprescindible revisar los archivos.
En ese sentido, es aleccionador mirar las páginas de economía del diario Clarín del sábado 2 de junio de 2001. Transcribo textualmente lo que entonces se publicaba:

“El ministro de Economía se dio el gusto de anunciar que la Argentina marcó un récord mundial. "Las ofertas recibidas para el canje de deuda alcanzaron los 32.000 millones de dólares. Es una operación récord mundial de todos los tiempos", se entusiasmó Domingo Cavallo, quien mantuvo el mismo ánimo aun cuando le preguntaron por el costo que representará, en términos de tasa de interés, esta operación para el país.

Para no mencionar que por este canje el Estado deberá pagar tasas que van desde el 14,5% al 16%, Cavallo dijo que lo que a él realmente le importa es la tasa de interés que van a pagar, tanto el sector privado como el público, por los futuros créditos.

Allí quedó claramente reflejado lo que busca Economía con este canje: remover las dudas que tienen los inversores respecto a la capacidad de pago de la Argentina, para que así bajen el riesgo país y las tasas de interés.”


Bien. En el último párrafo de esta crónica encontramos argumentaciones similares a las que expone el gobierno cuando defiende el uso de reservas para pagar los vencimientos de la deuda que van a operar durante el año 2010.

Los legisladores del oficialismo (radicales y frepasistas) y de la oposición (resto del arco político parlamentario), lejos de armar un escándalo como el que protagonizan hoy, aceptaron sin chistar las tremendas condiciones que se le imponía a la Argentina para concretar el tan mentado megacanje. ¿Cuáles eran esos costos? Veamos lo que publicaba Clarin en esa misma crónica del sábado 2 de junio de 2001:

“La porción de ofertas extranjeras fue muy importante: 10.000 millones de dólares, según se comentaba anoche en los pasillos de Economía. El resto, 22.000 millones, fue aportado por inversores locales. Y esta cifra significa, además que tanto los bancos como las AFJP prácticamente agotaron sus reservas de bonos aptos para el canje.

Por cierto el monto de las ofertas no será igual al volumen de los nuevos bonos. Durante este fin de semana Economía analizará las ofertas del tramo competitivo y desechará, o no, las que excedan demasiado los precios mínimos de rescate informados por el Gobierno….

…De lo que no hay dudas es que la tasa de interés que aceptó pagar el Gobierno seguramente generará más de una discusión desde hoy mismo. Las tasas serán las siguientes, si no se modifican los precios mínimos de rescate fijados ayer por el Gobierno:

• Bono pagaré 2006, en pesos: 14,5%
• Bono global 2008 en pesos: 16%
• Bono global 2008 en dólares: 15,9%
• Bono global 2018 en dólares: 15,2%
• Bono global 2031 en dólares: 14,9%


Es bueno observar el tono acrítico que usaba entonces el diario Clarín para relatar lo que acontecía con esa operación: la Argentina hipotecada con bonos hasta el año 2031 y bancos y AFJP sin stocks de bonos que fueron ingresados al canje. Lo que significa que, en esa jugada esquizofrénica, estaba también el dinero de millones de argentinos que aportaban a la jubilación privada y que se vería esfumado de un día para el otro tras el estallido de finales de ese año.

Para ser más claros respecto de esa falta de “crispación” (para usar un término muy en boga) del gran diario argentino frente a esa maniobra del gobierno de la Alianza, digamos que lo más duro que se expresaba eran las frases resaltadas en negrita por el propio diario.

Y vale recordar también que toda la operatoria fue realizada por decreto, el cual en ningún momento fue rechazado u objetado por propios y extraños- Todos sabían el precio a pagar por la Argentina mediante este súper canje anunciado con bombos y platillos. Sobre todo cuando se venía de una experiencia frustrante de 6 meses antes con el famoso “blindaje financiero” y sobre el cual nos detendremos en otra nota.

En aquel entonces, hubo además una ronda de negociaciones prácticamente a cara descubierta con un grupo de bancos que era el que se encargaría de llevar adelante la operación. Esas “negociaciones” habían comenzado bastante antes del anuncio oficial de la operación. El diario Clarín publicaba esta crónica en su edición del sábado 28 de abril de 2001 y que transcribo parcialmente de manera textual:

“Economía definirá la semana próxima cuáles serán los bancos que llevarán adelante el canje de bonos de la deuda. Se decidió que una sola entidad coordine todo el proceso y que, en base a las propuestas recibidas, otros bancos se encarguen de trabajar con uno o dos de los muchos bonos que entrarán en juego en esta operación.
La city da por descontado que el Credit Suisse First Boston se llevará "la parte del león".
Aunque el banco que representa David Mulford, ex subsecretario del Tesoro de EE.UU., ya habría tejido una alianza estratégica sumando a otros bancos: el Chase-JP Morgan para atender a los inversores internacionales y a Galicia, Río y Francés, principalmente, para que se encarguen de hacer lo propio con los inversores locales, sobre todo las AFJP y los fondos comunes de inversión.
Por cierto, los principales bancos de inversión, y las más grandes entidades que operan en la Argentina, se anotan para conseguir una tajada en lo que apunta a ser el negocio financiero del año.
El HSBC también "blanqueó" su intención de llevarse algo de esta operación. Ayer al mediodía, el jefe del grupo en la Argentina, Michael Smith, adelantó que su banco también llevó su carpeta a la Secretaría de Finanzas que pilotea Daniel Marx. "No quiero dar detalles de lo que estamos hablando, pero sí consideramos que sería muy bueno realizar un canje de deuda que ayude a despejar el panorama de corto plazo", subrayó.
Smith recalcó, con todo, que "el canje no resuelve ningún problema, sino que lo posterga", para enseguida aclarar que en verdad hay que aprovechar el tiempo que se gana con esta operación para "poner rápidamente en crecimiento a la economía".


Detengámonos unos instantes en los nombres que aparecen aquí. David Mulford, ex titular de la reserva federal y representante de Credit Suisse, además de amigo personal de Cavallo, que estuvo en la Argentina “supervisando” personalmente las negociaciones. Este personaje, junto con Cavallo está procesado en una causa por malversación de fondos públicos y citado a declarar por la justicia argentina. Obviamente la causa judicial se abrió, precisamente, por el megacanje.

Aparece también el JP Morgan, otro de los bancos que, junto con el Credit Suisse, obtuvo una jugosa porción de los dividendos y comisiones derivados de la operación. Por entonces, el representante de esa banca (que, recordemos, fue una de las que protagonizó con mayor enjundia el estallido de la crisis financiera en el 2008) era Alfonso Prat Gay, hoy diputado nacional por el partido al medio que lidera Elisa Carrió. Queda claro entonces cuáles son los intereses que llevan a este otro personaje a oponerse con semejante fiereza al pago de los vencimientos de la deuda con reservas del banco central.

Pero, quizás muchos se pregunten porqué otros voceros de aquel desastre hoy suman sus voces al griterío opositor en contra de esa iniciativa del gobierno. Hablamos de, por ejemplo, Gerardo Morales, Patricia Bullrich (ambos funcionarios de aquella administración), Oscar Aguad, titular del bloque radical en la Cámara Baja, por mencionar solo algunos pocos de los muchos que graznan sus diatribas todos los días en los medios monopólicos.

Y es que no tienen dentro su escaso bagaje intelectual, otra visión para salir de una situación de crisis (y conste que la actual no es, ni por asomo, un panorama de crisis como muchos quieren hacernos ver) más que por la vía del ajuste permanente. Esto es recorte del gasto público, mayor presión fiscal, liquidación de superávits, endeudamiento externo a tasas exorbitantes. En síntesis: la operación aprobada por ellos y muchos más de aquella época, seguía la lógica que manejaban y que es la misma que quieren aplicar hoy día.

Además de los costos financieros a nivel macroeconómico antes detallados, el megacanje también tuvo su costo social. Aquel sábado 28 de abril, el “gran diario argentino” publicaba una reseña sobre el ajuste que significaba la operación del canje de deuda sobre los bolsillos de millones de argentinos. ¿Cuáles fueron los puntos sobre los que se asentó la operación y que reflejaban la política económica de la Alianza? Veamos la crónica de Clarín:

A punto de cumplir un año y medio en el poder, la Alianza ensaya su sexto ajuste a la economía, que ya va para su tercer cumpleaños en recesión.

Desde diciembre de 1999, los ajustes avanzaron por la vía de la presión fiscal, por la del recorte del gasto o por ambas al mismo tiempo, como lo hizo José Luis Machinea al arrancar su gestión. Y como lo está haciendo ahora Domingo Cavallo.

* La cadena de ajustes arrancó no bien llegó José Luis Machinea a Economía. Fue un paquete de 3.700 millones. Se lo recuerda más que nada por el impuestazo, que le pegó de lleno a la clase media al eliminarse algunas exenciones impositivas y, sobre todo, al achicarse la base no imponible del impuesto a las Ganancias.

*Como no fue suficiente, en mayo de 2000 la Alianza decidió un apretón recortándoles el sueldo a los empleados públicos. La poda fue del 12 al 15% y representó 600 millones de pesos.

* Al redactar el presupuesto 2001, Machinea volvió a pasar la tijera, proponiendo un recorte de gastos de 700 millones.

* Sólo una vez no se pudo cumplir con el objetivo. El intento fallido quedó endosado a la breve gestión de Ricardo López Murphy, quien buscó obligar a las provincias a realizar ajustes para no recortar el presupuesto de la educación pública. El plan fue rechazado en el acto. El Gobierno, entonces, no dudó en sacrificarlo.

* El virtual incendio que provocó el plan López Murphy obligó al gobierno de la Alianza a pedirle auxilio a Domingo Cavallo. Avisando que no quería poner el ajuste antes que el crecimiento económico, Cavallo se mostró como el abanderado de la heterodoxia. Le dijo a cada sector lo que quería oír, pero su primera medida concreta fue aplicar un impuesto a las transacciones financieras. Resultado: la presión fiscal aumentó en 2.300 millones.

* Ayer Cavallo reconoció que el equilibrio fiscal sí es imprescindible para asegurar el crecimiento. En su vuelta a la ortodoxia aumentó la presión fiscal y decidió anular la mayoría de las exenciones al IVA. Además, anuncia nuevos recortes de gasto público. Con la mano del Fisco recaudará 900 millones de pesos. Con el recorte ahorrará otros 900. En total, un ajuste de 1.800 millones.

Los tres ministros de Economía buscaron lo mismo. Lograr que tras el acercamiento al equilibrio fiscal bajen las tasas de interés que financian al Gobierno y a las empresas privadas. El fracaso en esa lucha ya se comió a dos ministros. ¿Cavallo encontrará la llave del éxito?


A ver: podría continuar casi sin límites en el tiempo hurgando en los archivos para encontrar detalles importantes que son hoy día pasados por alto para no dejar en evidencia lo que efectivamente se busca como resultado de la oposición absolutista. Por una elemental razón de tiempo y espacio me detengo aquí.

¿Porqué elegí Clarín y no otro diario para la búsqueda de la información de archivo? Porque este diario es el que hoy día lleva la voz cantante en la tarea permanente de cuestionar lo que aceptó o convalidó desde sus páginas hace casi una década. Pero lo mismo podríamos haberlo encontrado en las páginas de otros medios gráficos. Como dice el dicho “para muestra sobra un botón”.

Para algunos lo que acabo de realizar en estas páginas se denomina “periodismo de prontuario”. No comparto esa definición aunque respeto a quienes así piensen. El prontuario de algunos medios y de muchos de los que hoy se rompen las vestiduras en nombre del bienestar del pueblo argentino es, precisamente, lo que define sus actitudes y comportamientos. Por eso seguiré insistiendo con esta práctica. Aunque no la denominaría periodismo prontuarial sino recordatorio del pasado reciente. Dirigido a muchos que sufrieron sus consecuencias y que hoy, creyendo que “garpa” más ponerse de la vereda de enfrente, se olvidan o no quieren darse cuenta de que volverán a ser sus víctimas si los dejamos reaparecer en escena con sus programas de ajuste.

Besos y abrazos para todos.

1 comentario:

Damián dijo...

Muy interesante el blog. Voy a pasar más seguido.
Invito a darse una vuelta por el mio, saludos!