jueves, 4 de noviembre de 2010

EL DILEMA DE OBAMA Y COMPARACIONES LOCALES


En las recientes elecciones de medio término de Estados Unidos, la derecha más rancia y conservadora arraso con los votos y dejó al presidente Barack Obama en una situación delicada. Tal panorama le pone en el medio gruesas dificultades para avanzar con su programa de reformas en materia económica con las que pretende hacer frente a la debacle económica, financiera y política más graves y profunda de la que su país tenga memoria tras el lunes negro de 1930.
Oficializada la derrota, Obama mostró una actitud conciliadora y buscó acercarse a sus vencedores. Pero el resultado no podía haber sido otro más que el que finalmente se dio: los republicanos le dieron la espalda y con soberbia y arrogancia le quitaron la palabra de la boca. Lejos de aparecer como víctima, Obama queda descolocado y con una debilidad profundizada por el comportamiento del sector que hoy día domina las voluntades políticas de millones de estadounidenses. No hace falta ser demasiado avezado en análisis de este tipo para darse cuenta que la maniobra de los ultra conservadores fue premeditada, ya que sabían que de esa forma evitaban que Obama apareciera ante la opinión pública como el presidente que buscaba la conciliación y el diálogo con la oposición triunfadora en las recientes elecciones. Eso hubiera atenuado el impacto de la derrota y abría las puertas para un mejor posicionamiento del presidente ante una parte de la opinión pública. Sin buscarlo, Obama sumó un nuevo golpe al que ya había recibido en el comicio. Perdió por partida doble.
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En Argentina, luego de las elecciones del 29 de junio de 2009, la oposición obtuvo una victoria, pírrica pero victoria al fin, que le permitió mejorar su posición en el congreso, arrebatándole al oficialismo la posibilidad de tener mayoría. Apenas terminada la elección, buscaron por todos los medios que el gobierno, además de aceptar su derrota en las urnas, “mancara” (como solemos decir en el barrio) y adoptara una actitud como la que finalmente mostró Obama hace pocas horas. No creo en la capacidad intelectual de los integrantes de la oposición más reaccionaria, como para decir que buscaban deliberadamente generar una situación similar a la que se da en Estados Unidos. Pero seguramente hubieran reaccionado de la misma manera, es decir, con soberbia y absoluta falta de respeto por la fuerza gobernante. En definitiva, mirando su comportamiento desde entonces, podemos comprobar que actúa como si no hubiera gobierno democrático y procura por todos los medios debilitarlo y resquebrajarlo.

Si Cristina hubiera “mancado”, su situación de debilidad numérica hubiera sumado una debilidad política lo que le habría hecho perder terreno para seguir tomando la iniciativa en la acción de gobierno. Su reacción, en una demostración de su enorme capacidad de análisis para anticiparse a los hechos, fue absolutamente opuesta. La acción de gobierno fue, desde el 30 de junio hasta hoy, más vertiginosa, profunda y contundente que durante la primera mitad de su gestión con los resultados concretos a la vista.
Lo que ocurre hoy con Obama en Estados Unidos, es una suerte de fotografía de lo que podría haber ocurrido aquí si el gobierno quitaba el pie del acelerador tras la derrota del 29 de junio de 2009. Y si no lo hizo en aquel momento, ¿Por qué habría de hacerlo hoy, cuando las condiciones tanto subjetivas cuanto objetivas se conjugan entre sí para generar un panorama más que favorable para la profundización del modelo?

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