lunes, 6 de junio de 2011

SHOCKLENDER VOLVIO A MATAR


Aconsejan no hablar ni escribir en caliente para no correr el riesgo de perder la perspectiva o de pisar el acelerador más de la cuenta. Esperé más de 3 años para escribir estas líneas. Desde el 19 de mayo de 2008, para ser más exactos. Hoy ya estalló todo. Y estalló de la peor forma. Nada de lo que diga entonces, excederá ningún límite. Todos han sido destruidos  en apenas una semana. Aquí voy.
   
Hay una mezcla de tristeza, bronca, dolor, decepción, desazón, que deja un sabor amargo en lo más profundo del alma cuando uno ve que lo que muchos advertimos hace ya varios años y que vos, Hebe,  no aceptaste mirar con seriedad y detenimiento, te tome supuestamente de sorpresa.

“Estoy embroncada con Sergio” afirmaste en una entrevista en la tele. Y diste tus razones para tal enojo. Sin embargo a el le dedicaste un comunicado cuando salto el desmadre,  en el que le agradeces (vos y las madres) los servicios prestados a la fundación. Lo dejaste casi como un gentleman. Pero a muchos otros compañeros que sí dejaron todo en su paso por las Madres los despediste con una patada en el culo, sin siquiera darles la explicación que se merecían, sin darles la oportunidad de ser escuchados. Y menos que menos, dedicarles un comunicado de despedida como a Sergio.

“Mi deber es limpiar todo, por eso separamos a Pablo y a 16 personas más de la fundación”, dijiste después. Está muy bien eso de limpiar y mantener todo en pulcritud. Pero durante todos los años que tuviste a Sergio lo único que hiciste fue depositar la basura debajo de la alfombra. Quisiera que les preguntes a Vicente Zito Lema o a Carlos Aznares si ellos vieron, durante sus años de trabajo y dedicación a pleno con las madres,  algún intento serio de “limpiar” como vos decís que hacés ahora.  Y conste que ellos fueron víctimas del accionar de Sergio. La tierra debajo de la alfombra se oculta durante un tiempo. Solo mientras la alfombra aguante. Pero no se desecha. Se queda allí mientras tenga lugar.

“No voy a hablar de puteríos ni pelotudeces” afirmaste también (haciendo un mix de tus declaraciones en los días inmediatos a que se conociera el escándalo). Muchos hasta se permitieron pensar que la salida de Sergio había sido por otros motivos que los que se daban a conocer a través de los medios. Poco después, lo que antes fueron puteríos se convirtieron en verdades concretas. Sucumbiste a la lógica de la información: tuviste que salir a reconocer lo inevitable, lo que todos sabíamos, mucho más quienes habíamos trabajado con vos y soportado la presencia intolerable de Sergio a tu lado y el de las madres.

Hoy, ese tipo está hasta las manos, investigado por un juez federal, con sus bienes interdictos, con prohibición de salir del país, sospechado de lavar dinero, de haberte y haberlas estafado, luego de llevar un ritmo de vida muy por encima de las posibilidades que le permitía el sueldo que ganaba mientras estuvo en la fundación. 

¿Tan ciega estabas que no pudiste siquiera sospechar de nada extraño mientras lo tenías al lado? ¿Tan incapaz fuiste de advertir lo que todos advertíamos o en realidad no querías ver lo que era una verdad incontrastable?
No puedo olvidarme de las caras de incredulidad y sorpresa de muchos de quienes trabajábamos contigo, en abril de 2007, incluyendo las de algunas madres, cuando Shocklender les regaló una camioneta Mercedes Benz 0 kilómetro para transportar a las madres en sus constantes y frecuentes viajes. Era el regalo personal de Sergio a las madres en su cumpleaños número 30. ¿No te hizo ruido ese regalo, tal como nos hizo a muchos de nosotros? 

¿Qué pasó Hebe, que no te diste cuenta a tiempo de lo que quería hacer Sergio con vos, las Madres, la fundación y con toda la historia de 30 años de lucha?
¿Cómo es que recién ahora admitis que lo que quería ese sujeto era convertir a la fundación en una empresa?  ¿No viste que eso fue lo que procuró durante todo el tiempo que estuvo a cargo de todo (pero, de todo eh?, sin que falte nada)?

Resultaba increíble en aquellos años, tanto como hoy, que vos no supieras de los manejos y comportamientos mafiosos de Sergio, las amenazas, el maltrato, la insolencia con la enorme mayoría de los compañeros de la fundación y la asociación. Sergio intimidaba a la gente. Sabía, era claramente consciente, que su pasado ponía incómodo a más de uno. Y se aprovechaba impune y cruelmente de lo que su presencia provocaba en los demás. Lo trabajaba como un arma de presión.
 
Tampoco resultaba posible entender cómo vos permitías, por acción u omisión (vaya uno a saber) que Sergio se rodeara de verdaderos malandras que actuaban como guardianes de su propia persona. Personajes con prontuarios policiales que no le iban en zaga al que portaba Sergio. Te recuerdo un nombre solamente: Chancalay. ¿Te suena? (Para saber algo más de este personaje hacer click aquí)

La discriminación en materia de asignación de recursos era moneda corriente y vos lo sabías Hebe. Cuando en el 2006 la misión Sueños Compartidos era un proyecto que recién comenzaba a tomar cuerpo, las cosas desde el punto de vista administrativo parecían normales. Se pagaban los sueldos con puntualidad, el dinero para el funcionamiento de la Radio de las Madres fluía puntualmente, y a simple vista no se observaban erogaciones que pudieran levantar sospechas. Pero a fines de ese año y sobre todo desde el 2007, cuando Sueños Compartidos ya era una realidad, llamaba poderosamente la atención que ese proyecto tuviera la prioridad absoluta en todos los órdenes. Al comienzo, nuestra candidez no exenta de inocencia idiota, nos hacía creer que la primacía de Sueños Compartidos se anclaba en la necesidad de concretar los sueños de miles de familias que jamás pensaron en acceder a una casa propia. Y si bien hubo muchísimos beneficiados con esa iniciativa, algo que se podía corroborar hablando con los receptores de las casas, había “cosas” en el ambiente que no terminaban de cerrar, que no encajaban dentro de la lógica de funcionamiento de una organización defensora de los derechos humanos. 

Solo una relación de orden patológico puede explicar semejante grado de ceguera. Resultaba curioso: una madre que perdió a sus hijos durante la dictadura embelesada por un sujeto que se cargó a los padres por mano propia durante esa misma dictadura. Vaya uno a saber qué habrás visto o proyectado en la figura de Shocklender para adoptarlo nada menos que como a un hijo. Era casi insultante que esa persona pudiera siquiera ser equiparada a los hijos de las Madres (ahora sí, con mayúscula). Sin embargo vos te encargaste de ponerlo en el mismo plano.  Y no te importó el malestar de varias madres que nunca entendieron ni mucho menos justificaron semejante entente. Allí estaban ellas, segregadas, apartadas, casi escondidas, por haber marcado desde el silencio su disconformidad con ese vínculo. Se estaba con Sergio y por ende contigo, o se estaba en contra de toda la organización. Empleaste la misma lógica de la dictadura. No había lugar para el disenso. Y el que lo manifestaba aunque sea de modo indirecto, se quedaba afuera. La lista de víctimas no es pequeña. Ya se conocerá, por ellos mismos o por otros. Pero se sabrá.

Ahora no hay vuelta atrás Hebe. El daño ya está hecho. No solo los medios hegemónicos, que buscan pegarle al gobierno a través de la exacerbación del escándalo, pretenden horadar la base misma de esa organización de derechos humanos,  quizás la más importante del mundo. La llegada de Shocklender de tu mano fue el comienzo del final. No había otro posible. Era cuestión de tiempo.

Uno supone que te estarás dando cuenta por estas horas, del daño tremendo que además le aplicas al gobierno que siempre dijiste defender. ¿Cómo explicar ahora lo inexplicable? ¿Cómo lograr escindir el desmadre de tu organización del gobierno nacional sin dejar heridas profundas que pueden poner en juego seriamente su continuidad? ¿Acaso no decías que los gobiernos de Néstor y Cristina eran los que más habían hecho por los desaparecidos, torturados, asesinados y perseguidos por la dictadura militar?  ¿Cómo compatibilizar ahora ese discurso con el desaguisado que reina en la fundación y que deja al gobierno en medio de un tembladeral que será aprovechado por más de uno? ¿No sentís que traicionaste la confianza que fue depositada en vos y las madres al haber respaldado con tozudez y altanería al tipo que hoy realiza un raid para nada menor ante la justicia? Te diría que hoy es mayor el esfuerzo que pone el gobierno en ayudarlas a despegar del escándalo de lo que lo ayudas vos, primero negando todo y luego admitiendo el episodio.

Shocklender nunca tuvo en su mente otra cosa que escudarse en tu figura y en la de las madres en su conjunto, para limpiar su imagen, procurar reconvertirse en un altruista, hacerse pasar por alguien que buscaba redimirse  de sus pecados. Qué mejor que hacerlo en el marco de la imagen   indiscutida de las madres para lograr su objetivo. Pero ese solo intento pone en evidencia la perversidad del comportamiento de Shocklender. No había barreras ni éticas ni morales para alcanzar el fin. Porque un sicópata no entiende el significado de tales conceptos. Por eso fue capaz de hacer lo que hizo.

Suponer que hoy Shocklender pueda tener algún tipo de arrepentimiento es tan absurdo como creer que los ángeles tienen sexo. El sicópata, en su desorden mental, jamás siente culpa. Se autoconvence de que su comportamiento es el correcto. Que los caminos que elije son los únicos posibles. Que las herramientas que emplea para alcanzar sus objetivos están bien utilizadas. Y que los costos que se paguen para ello son los razonables. Solo así se puede explicar (que no justificar) que alguien asesine a sus padres para resolver los siniestros conflictos que enmarcaban sus relaciones parentales. Lo que molesta o estorba, se elimina. Y punto.

Por eso, por esa historia que trae Shocklender y de la que no podrá desprenderse nunca, aunque haya pagado ante la justicia su responsabilidad por los delitos cometidos, es que fue capaz de destruir lo que vos y las madres construyeron durante más de 30 años. Y digo destruir porque el punto no es que Shocklender vaya a la cárcel una vez más para pagar los delitos que presuntamente habría cometido. El punto es si se puede reconstruir lo que ese sujeto destruyó para tratar de obtener un beneficio personal a costa tuya y de las madres. Y por esa misma razón considero que el daño mayor no lo hacen ni los medios hegemónicos ni la oposición que se monta en la cresta de la ola para ver si gana algún puntito a su favor. Lo hizo Shocklender con la inestimable ayuda de tu ceguera, tu vinculación patológica y una inexplicable cuota de candor e inocencia al creer plenamente en su comportamiento y reconversión. Es muy poco serio, Hebe, haber creído  que un parricida pueda de la noche a la mañana y cárcel mediante, convertirse en un adalid de la revolución. Esa misma revolución por la que dieron sus vidas los 30 mil. Pero vos le creíste. 

Por eso el título. Porque Shocklender ha vuelto a matar. Con la misma perversión con la que asesinó a sus padres, te ha matado a vos y a las madres.  Es verdad que la historia suele no repetirse. Pero cuando lo hace, deja su sello inapelable. Esta es una de esas ocasiones. Lástima que te toque a vos protagonizarla. 

MARCELO BARTOLOME





2 comentarios:

Corina Leibinstein dijo...

Hola, mucho gusto. Llegué a tu blog desde el de mi amigo Alberto Nadra. Te pregunto: ¿puedo publicar tu nota vía facebook? En este momento soy de los que siente la presión y la urgencia por sacar de en medio de este pantano a Cristina, su gobierno y nuestro futuro ciudadano. Personalmente nunca le he tenido confianza a la señora de Bonafini, pero he sido muy cuidadosa antes y después de sus canallescas expresiones de alegría cuando tres mil quinientas personas o más murieron en las torres y los aviones con los que las derribaron. En ese momento no contuve el horror ni me privé de manifestarlo. No es que no haya expresado recelos ni dejado de señalar el personalismo autoritario de esta señora, pero en general me plegué a la cautela elegante del resto de las organismos de DDHH, también ahora golpeados por este pavor. Como leo que fuíste partícipe, colaborador y activo de esta agrupación, tanto te escribo solidariamente como que la pregunta viene a cuento de no provocarte de malestares a riesgos. Prefiero ser cuidadosa, yo nací en el '52, y tengo memoria.

En fin, un saludo cordial y una palmada en la espalda. Ánimo.

Corina.Leibinstein@gmail.com

Anónimo dijo...

Querido Marcelo, acuerdo en un 100%con tu nota. Estoy muy dolido por todo lo que ocurre al respecto y por el festín que se están haciendo ciertos medios hegemónicos.
Un abrazo.
Carlos Morchio