lunes, 14 de abril de 2008

LA INCONGRUENCIA DEL TREN BALA


Es difícil comprender el orden de prioridades que un gobierno le asigna a los proyectos de inversión en obras públicas. Máxime si se toma en cuenta que ese mismo gobierno ha osado tomar algunas medidas en algunas áreas particularmentre sensibles como la politica de derechos humanos o, más recientemente, en el agro con las retenciones móviles a las exportaciones de granos y la decisión política de promover a fondo la urgente sanción de una nueva ley de radiodifusión que reemplace a la de la dictadura militar.

El caso es que no hay manera de compender como se compatibilizan esas decisiones con la apuesta que el poder ejecutivo hace para la construcción del tren bala entre Buenos Aires-Rosario y Córdoba. Un mega emprendimiento que conlleva una inversión de !12 mil millones de pesos!. No es una cifra menor, hablamos de 4 mil millones de dólares, que por otra parte obligarán al estado argentinoa emitir deuda pública para poder afrontar semejante gasto.

Una obra que solo tendrá como usuarios a quienes puedan pagar el pasaje, que no será accesible por ciento a los sectores de medianos y bajos recursos. En Europa, por ejemplo, un pasaje promedio en los trenes de alta velocidad ronda los 100 euros, dependiendo las distancias a recorrer. ¿Cuál será la necesidad real de acometer semejante obra que traerá beneficios solamente a las empresas participantes y alos pocos que podrán acceder a ese servicio? ¿Cuál la oportunidad política para insistir como tamaño despropósito?.

El ingeniero ferroviario Élido Veschi, dirigente de APDFA, me contaba hace unos días que con la mitad de ese dinero se podría recuperar buena parte del tendido ferroviario destruido por las concesiones privadas otorgadas por el menemismo en la década pasada. Eso significaría poder recuperar los servicios de pasajeros a numerosos puntos del país con un grado de eficiencia que hoy no existe y, sobre todo, recomponer el servicio de cargas que, como muchos saben, es muchísimo más barato que el transporte rutero. Precisamente ahora, que se habla del alto costo del flete para los pequeños y medianos productores agropecuarios, sería una buena ocasión para poner enpráctica un programa de mediano plazo para llevar una solución real y concreta pra ese problema que no es menor, por cierto.

Frente a esta realidad, no puedo menos que preguntarme cuantos intermediarios se quedarán con una buena porción de ese multimillonario contrato, cuanto "derrame" de dinero habrá en el camino que conduzca a su concreción. Y es que no puedo pensar que el tren bala sea un servicio para la comunidad, como pretenden algunos. Más bien, habría que hablar de un fabuloso negocio para unos pocos solventado por la mayoría a través de la emisión de deuda del estado argentino. ¿Podremos iniciar una acción concreta que nos permita impedir que semejante despropósito se materialice? Se aceptan propuestas en ese sentido.

Hasta el próximo post.

1 comentario:

Graciela Dománico dijo...

PAREMOS AL TREN BALA!
RECONSTRUYAMOS NUESTROS TRENES!!

La construcción del tren bala presupone un ingreso a la Modernidad (como escuché por ahí).¿De qué modernidad hablamos?. Este es tema de otro post y comentario.
En marzo del 2003 se reunieron en España dando a conocer un manifiesto por un ferrocarril sostenible, público y social, aprobado por cincuenta representantes de organizaciones ecologistas, sindicales, sociales y plataformas en defensa del ferrocarril.
En realidad promueve un ferrocarril de calidad, accesible, asequible, seguro y fiable, que reequilibre y cohesione el territorio, atienda las diferentes demandas de la sociedad y sobre todo las necesidades de la movilidad obligada, incremente el transporte ferroviario de mercancías, aproveche al máximo las infraestructuras existentes y reconstruya lo destruido en los últimos año.
El tren de alta velocidad (TAV) requiere de la construcción de una infraestructura básica enorme que genera incluso mayor impacto que el de las autopistas. Supone el socavamiento y movimiento de ingentes cantidades de tierra, proliferación de taludes, terraplenes y viaductos, que provocarán la apertura de nuevas canteras y escombreras por todo el territorio, desfigurando nuestros montes y zonas rurales. Los nefastos efectos ambientales también serán manifiestos durante su puesta en funcionamiento: destacar el efecto barrera ya que por motivos de seguridad se procederá a su total vallado y aislamiento ocupando amplias franjas de hasta 120 m de anchura; el enorme impacto sonoro a su paso, sin olvidar la gigantesca infraestructura eléctrica que requerirá con 25.000 voltios que generan intensos campos electromagnéticos con gran repercusión para la salud. Por otro lado, el TAV es energéticamente insostenible, puesto que implica un desorbitado derroche de energía eléctrica que significará tener que recurrir para obtenerla a centrales nucleares.
A tu pregunta de que acciones podemos iniciar creo que una es ésta, informar a la sociedad de qué se trata, para después pensar cómo seguimos.