Las repercusiones en torno de la difusión de los documentos reservados del gobierno norteamericano continuarán durante algunos días más. Quizás un par de semanas hasta que otro episodio resonante (que no trascendente por cierto) lo desplace a un segundo lugar.
Cada país continuará utilizando la información parcialmente difundida en función de sus propios intereses, sean los del gobierno de turno o contra este. Cada cable otrora secreto tendrá algún tipo de utilidad que le permitirá algún grado de espectacularidad transitorio por cierto.
Mientras tanto, no se ha podido observar hasta ahora ningún análisis que atine a echar un poco de luz sobre este episodio que, a medida que corren las horas, va mostrando sus lados más oscuros y que no por casualidad hasta ahora no han sido profundizados por los medios de comunicación en general.
Llama la atención, en primer lugar, la “coordinación” existente entre Wiki Leaks y el grupo de 5 diarios (cuatro de ellos europeos) para dar a conocer la información. Lo charlábamos anoche con Graciela, amiga y seguidora profunda de los temas relacionados con los medios de comunicación, y lo aborda de manera inteligente hoy el español Pascual Serrano en su artículo publicado en El Periódico de Catalunya. Recomiendo leerlo para observar cómo hace centro en la “cartelización“ de los medios a los que Wiki Leaks les proveyó el material y de qué manera estamos a merced de sus propias decisiones en materia de difusión, ya que solo podremos ver lo que ellos cinco decidan publicar.
En este sentido no son un dato menor las consultas que mantuvieron el New York Times y el Departamento de Estado, presuntamente para deliberar en torno de cuáles documentos “convenía” publicar y cuáles no, de qué manera abordarlos y los momentos en los que se debería concretar la publicación. ¿Cómo se comprende que el perjudicado y el perjudicador negocien semejante trato? ¿Acaso no nos están diciendo que la publicación de ese material constituye un golpe tremendo a la diplomacia norteamericana? A partir de ese planteo, ¿no hubiera sido más lógico que el Departamento de Estado hubiera evitado a toda costa la publicación de ninguno de esos documentos? Y como muy bien plantea Serrano en su artículo ¿Por qué ninguno de ellos está disponible en el portal de Wiki Leaks siendo que esa organización fue la que los “ventiló”?
El otro punto que hasta ahora no ha sido tomado en cuenta, tiene que ver con la elección de los medios a los que se les entregó el material y el contexto en el que ello ocurre. Desde luego, Julian Assange hace una valoración subjetiva respecto de esos medios a los que elije como “difusores” de información aparentemente sensible. Es tan subjetiva que puesto un grupo de periodistas y lectores de medios a discernir respecto de cuáles medios gozan de mayor o menor prestigio, las listas que surgirían serían bien disímiles entre sí. Lo que no debe ser pasado por alto es el momento elegido para el golpe: la crisis financiera que golpea de manera brutal a importantes economías europeas, los salvatajes bancarios que lanzaron los organismos de crédito internacionales y las crecientes y cada vez más violentas protestas que llevan adelante millones de europeos, directos afectados tanto por la crisis cuanto por las soluciones a las que se echa mano. Mientras Francia, Gran Bretaña, Grecia e Irlanda se precipitan por el tobogán de la debacle económica y social, España y Portugal penden de un hilo cada vez más delgado. Europa industrial, Europa fortaleza económica y financiera ve cómo arden en la hoguera de sus propias vanidades las bondades las bases del capitalismo más excelso que generó la ilusión de la bonanza sin límites. ¿Podemos pensar entonces que la publicación coordinada y parcial de los documentos busca, entre otros objetivos, eclipsar al menos por un instante, el estallido que hoy sacude al viejo continente?
Un tercer elemento ausente hasta ahora en los análisis es el cruzamiento de datos que tocan intereses contrapuestos y que generan escenarios más que conflictivos en el contenido de los cables difundidos hace un par de días. La guerra comercial entre Estados Unidos y China, los vínculos del gobierno chino con Corea del Norte, el estado de guerra nunca concluido entre ésta y Corea del Sur, Rusia y su poderío económico y político en tanto proveedor mayoritario de gas al centro del continente europeo, Iran, su proyecto nuclear y los lazos con la Venezuela de Hugo Chávez, los cables que hablan de los presuntos reclamos a gobiernos sudamericanos (entre ellos el argentino) para aislar al gobierno venezolano y a la Bolivia de Evo Morales, todos países cruzados por la matriz energética no renovable y la lista sigue casi de modo interminable. Es cierto que solo tenemos a la vista una porción minúscula de los documentos en poder de Wiki Leaks y el cártel de medios que los difunde con cuentagotas. Pero mirada con detenimiento, esa pequeña porción nos permite trazar un mapa donde los intereses en juego se vinculan entre sí, a veces de manera clara y evidente. ¿Nos habilita esto a pensar en una suerte de operación, de jugada previamente elaborada y de la que Wiki Leaks forma parte de manera para nada inocente?
Hasta ahora no he visto en ningún medio una aproximación a estas alternativas que no pueden ser tomadas como exageradas o producto de una mente afiebrada, si se observa quiénes son sus protagonistas. Un poco más de tiempo para seguir mirando la evolución de este episodio no está de más siendo que las cosas van cambiando con bastante celeridad en este nuevo escenario planteado por apenas un país, un periodista que emplea la red para su promoción y cinco grandes diarios que controlan buena parte de la información mundial. No es poca cosa, no?
Marcelo Bartolomé